viernes, 29 de octubre de 2010


Desconcierto de compases reflejados en el lago de nuestra vida, tirados muchas veces por la borda del desconsuelo o simplemente, depositados en alguna repisa ajena a nuestros pasos; así son los instantes que pesan en el alma.

Algunas veces he intentado volver a mirar al espejo de lo que nos queda y no he encontrado nada, sólo la sombra del devenir de las voces calladas, de los nombres, sin nombres, de la las noches sin luna; y eso es, solamente el principio, mañana puede que nunca amanezca.

Brisas descoyuntadas al alba del principio del día, heridas sin sangre y sombras, sin personajes que hacen que el frío se inserte en el cuerpo abatido, en los huesos sin carne, en los rincones perdidos, en las alcobas sin camas.

LO IMBORRABLE

LO IMBORRABLE
Nada hay pequeño