lunes, 14 de julio de 2008

CARTAS DESDE EL INFINITO


Fragmentos de cartas a Víctor, para Honduras, sin orden ni concierto:

Hoy 18 de Mayo, cuando la primavera empieza a surgir entre lluvias y sonrisas, se asoma todo aquello que es bello a nuestros ojos; las flores mezclando sus amarillos, rojos, blancos, violetas o azules, entre los verdes mágicos de la pradera aún húmeda del rocío de la mañana, pero seguimos sintiendo en nuestros corazones que allí entre ese bello paisaje de amor, sigue existiendo el hambre, el dolor o simplemente la ira de no saber lo que ocurrirá mañana y nosotros seguimos petrificados sin hacer nada por remediar aquello que tenia que ser reparable y sobre todo solidario; y Madrid sigue creciendo ante nuestros ojos con su arrogancia y desprecio a ese mal llamado Tercer Mundo, ya que tal vez nosotros seamos ese Tercer Mundo, puesto que en nuestros corazones existe mas miseria, que en los de los que pasan sufrimiento y angustia. Ellos son mas dichosos que nosotros aún dentro de sus necesidades.

El infinito está en todo ser imborrable y el sueño de todo aquel que es feliz haciendo feliz a los demás, es la prolongación de aquello que es imperceptible a los ojos de los egoístas, los necios y los insolidarios. Hay que ser feliz consigo mismo, para hacer verdaderamente feliz a los que están junto a nosotros......

Hoy cuándo nuestros sentimientos se sienten cerca de lo imborrable y un poco mas cerca del hombre y desde la polución y el desorden de un Madrid lluvioso y triste pero agradecido y cálido con los foráneos que nos rodean, donde cada uno está en lo suyo y algunos nos metemos donde no nos dejan, en esa ciudad en la que todavía existen rincones donde la gente creemos en maravillosos cuentos infantiles de hadas, brujas y princesas, desde ésta ciudad de cemento e hierro que emerge compasión, o simplemente desde el Madrid de las chabolas y las miserias en donde los niños juegan a ser pobres de una manera cruda y real, o porqué no del Madrid de la diversión y la luz de la juventud que está llena de vida, te escribimos ésta carta que volará más allá de nuestros sueños, hasta llegar a ese rincón del mundo donde la gente necesita de hombres como tu y como tus compañeros, que están dispuestos a dar algo de la grandeza que todo hombre debe llevar en su interior: su solidaridad y el amor hacia los que pasan hambre o sed de justicia.

Hoy cuándo el sol sale poco a poco y abrimos la ventana, asomando con pereza, pero con ilusión nuestra cabeza, mientras vemos lo hermoso que es estar de vivo, nos sentimos orgullosos de contar con un amigo como tú. Hemos vivido momentos juntos, en otras ocasiones separados y con otras personas, pero haciendo lo mismo y eso une a la gente y les crea unos lazos invisibles, imposible de quebrarse y aquello en lo que creemos, se hace mas fuerte, mas espiritual, mas humano y hasta mas llevadero y liviano; ya que la verdadera amistad es aquella que está por encima de lo terrenal y muchas veces hasta de lo divino, porque las creencias pueden ser distintas, pero si el fin es la Paz, el Amor, la Justicia, la Amistad, la Solidaridad, etc.., la unidad es fuerte y perdurable.

Hay tantas cosas que nos gustaría decirte y no encontramos las palabras justas para expresarnos, que lo mejor es cerrar los ojos y verte rodeado de niños allí, tan lejos de nosotros, que nos sentimos felices y la distancia se acorta, hasta llegar a nuestros corazones. Seguro que llegarás a tus objetivos pero sobro todo:

Sé feliz y harás feliz a todos.
Sé amor y el amor reinará en todas las casas donde entres.
Sé solidario y tu ejemplo se correrá como la pólvora.
Sé como la Paz y se enterraran las armas a tus pies.
Sé sincero y los labios de mucha gente se abrirán a tus oídos.
Sé parte de todos y todos ocuparan un lugar en tus recuerdos.
Sé como eres, ya que eso es mucho en el mundo que nos ha tocado vivir.

Esperamos que todos tus deseos e ilusiones se hagan realidad y que cada vez que mires al cielo, veas nuestra sonrisa y nuestro afecto hacía ti, al igual que el recuerdo que nos queda cuando vemos pasar una estrella fugaz, ya que ese instante es parte de nuestro infinito.....

Cuándo el sol sale cerca del frío Madrid y sus calles empiezan a llenarse de bullicio y gente que sólo vive para si misma, y los pocos pájaros que quedan luchan a duras penas por sobrevivir, y el sol de primera hora intenta dejarse paso entre la contaminación, y la vida diaria empieza a abrirse un sitio a codazos entre unos y otros, y la televisión deja correr imágenes de hambre, guerras, opresiones, miseria y demás menesteres diarios que ya casi pasan inadvertidos delante de nosotros, y nuestras vidas empiezan a apagarse por falta de la misericordia y el amor, empezamos a escribirte ésta carta, que sale de dentro de nuestros corazones y corre por el viento durante muchos kilómetros, para llegar hasta ti, esperando que allí todo sea distinto y que la verdadera vida es la que tu vives allí y no la nuestra, como bien conoces.

Los días pasan y muchas veces están vacíos, vacíos de entrega hacia los demás, vacíos de todo aquello que tiene valor como la solidaridad, vacíos de creencias y valores, vacíos de días llenos de amor; pero todo recobró su valor cuando leímos tu diario, nos recreamos en su lectura y viajamos contigo por Jutiapa, La Ceiba, etc., estuvimos con los necesitados, cruzamos los ríos descalzos contigo, sudamos cuando atravesabas grandes distancias para atender a las comunidades, nos quedamos roncos de cantar esas canciones de entrañables fuegos de campamentos, sentimos todo aquello que esa gente siente por ti, nos desesperamos con tus problemas, pero en realidad esas imágenes que pasaron ante nuestros ojos, se quedaron en nuestro corazón y las sentimos de verdad, como si fueran enteramente nuestras. Lo cierto es que leyendo ese diario estamos un poco mas cerca de Dios a través de tus palabras, unas palabras llenas de amor y de esperanza, que alcanzan la sabiduría de aquellos que se sienten cerca de sus hermanos sin importarles las fronteras raciales, políticas, sociales y religiosas. Eso simple y llanamente es una forma de vida, plena de sentimientos y de entrega. Lo demás todo es accesorio y prescindible.....

Hoy el Otoño es mas nuestro y tu te sigues acercando mas y más a lo que verdaderamente es la única forma de vivir, de ayudar, de entregarse y de ser útil. Madrid sigue igual aunque con un tono más ocre en las hojas de los árboles, el frío empieza a notarse por las mañanas y el cielo se cubre con azules, rojos y violetas, todo está en su sitio, las calles levantadas, los claxon sonando, las “personas” corriendo y tropezando con su prójimo sin mirarle a la cara, así es Madrid y aunque la gente tiene un buen nivel de vida, es pobre en muchos aspecto, ya que lo mas triste de la vida es ser pobre teniendo mucho dinero y eso abunda en nuestro Madrid, aquel Madrid donde vienen buscando trabajo y esperanza, esas personas que desde puntos tan lejanos como Honduras, nosotros los tratamos de “sudacas” y pensamos que vienen a quitarnos el pan y no pensamos en sus miserias, en lo que dejan en sus países y sobre todo que el pan se puede repartir. Madrid esa ciudad que piensa que se trata bien a los extranjeros, pero ¿no será a los que vienen a gastarse dinero?. Madrid sigue escondiendo también en algunos rincones de los barrios obreros y oprimidos por la falta de justicia social, gente humilde que ayuda y se da a los necesitados de pan, cultura o simplemente de cariño, también existe un Madrid así y ese es mi Madrid, el de los días con atardeceres rojos, azules, violetas y llenos de esperanza.

Siempre




QUERIDO JUAN
Un año más, como cada 7 de julio y como tantas otras veces, he recordado a Juan. Me han vuelto a la memoria su extraordinaria dignidad, ajena a cualquier tentación venal, su constante búsqueda de la palabra y toda su experiencia de vida, fecunda y magistral. He revivido con él muchos momentos, buenos y malos, de los casi veinte años que compartimos, y he vuelto a descubrir cuánto le echo de menos, cuánto me falta su conversación rica y sugerente, y cuánto añoro su compañía. Juan Ruiz Acosta forma parte de lo mejor de mi vida, de aquello que de verdad merece la pena, como muchas de esas cosas que se nos van a medias, aún sin estar en sazón, dejándonos en el alma un agujero imposible de llenar con nada que no sea el mismo vacío que nos queda. Juan vive y vivirá siempre en mi cariño y en mi memoria, y hoy, una vez más, siento cuánto me falta, y su ausencia me duele y me pesa.
Santiago A. López Navia

LO IMBORRABLE

LO IMBORRABLE
Nada hay pequeño