CORBATAS Y MEDIAS CAÍDAS
(Mujeres que escalan montañas cada día)
Suena el despertador que te llena de inquietud,
de esos pesares que hacen resquebrajarse el día,
que permanecen inquietándote hasta la noche.
Rápidas duchas y desayunos sin palabras,
carteras de colegio, bocadillos de nocilla,
prisas en coche, semáforos en rojo.
Oficinas repletas de sueldos de hombres,
igualdades olvidadas debajo de las mesas,
promesas perdidas por embarazos nuevos.
Miles de papeles a lo largo del escritorio,
paseos de café para llegar a los despachos,
insinuaciones sucias y vómitos en el servicio.
Lágrimas depositadas en aulas de universidades,
reproches cerrados en oficinas de corbata,
medias caídas, escotes pronunciados.
Ilusiones derrochadas y alojadas en el pasado,
turbios pensamientos de profesiones truncadas,
de sueldos menores, de promesas sin fecha.
Vuelta a los colegios, a los semáforos,
a las meriendas, a los deberes, a los celos,
al ruido de lavadoras y barreños.
Suenan campanadas en el reloj de pared.
Todavía no ha llegado él; vuelve a tardar.
Olor a perfume; disculpas sin sentido.
Se tumba en la cama, cierra los ojos,
sueña con versos, recorre tus senos.
Date la vuelta. Vuelve mañana.