Cada día que pasa mis gotas de tinta emborronan más hojas vírgenes, su liquido impregna mis sentidos y se vuelve hacía un destino difícil de ver. Todo parece irreal, nada es concreto. Aparece, desaparece y muchas veces se queda un instante ante mi, sonríe y se pierde tras la bruma de la mañana. Se burla de mis recuerdos.He cogido otro pedazo de mi infinito. Hay que guardarlo, tal vez mañana me haga falta.
El Imborrable me deja que escriba sus palabras, que las haga mías y yo las guardo; pero al rato las saco y las publico. Lleno de frases mi vida cómo si fuera a terminar pronto, no puedo reprimirme. Escribo para ti, aunque son tus vocablos los que salen de mis dedos.
Ahora cierro el libro, mañana continuo. Vuelve a mi pensamiento e intento dejarlo en blanco, pero no puedo. Escribo.
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