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Tras la espesa niebla que deja confundida mi mente, te encuentro como cada noche a mi lado, dejando instantáneas de aquello que hemos vivido, que nos ha tocado sentir y hacernos volar.
Son pequeños parches que cuelgo en la pantalla de la vida, aquellos que nos hacen sentir serenos y sosegados en algún momento del día. Rara vez ocurre.
Minúsculos trozos de escarcha envuelven la raíz de la separación entre dos cosas; unas veces nos hacen deleitar y otras desesperar, pero son instantes al fin a al cabo y no hay que dejarlos parar.
Se nutren de momentos, se hacen fieles a nuestro pensar y se refuerzan en el aspa del tiempo. Son momentos nada más, pero hay que seguir. Dudamos y perdemos el segundo que pasa a nuestro lado y que nunca puede volver a pasar.
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